Aunque la Ciudad Condal te garantiza experiencias únicas, no está de más tener en cuenta estos prácticos consejos para visitar Barcelona de forma mucho más cómoda. ¡Toma nota!
No pierdas tiempo haciendo colas en Barcelona
Antes de viajar a esta bonita ciudad para descubrir el patrimonio histórico y cultural de la ciudad (por ejemplo, todas las obras de Gaudí en Barcelona), te aconsejamos reservar las entradas a monumentos, museos y espectáculos en línea. De esta manera, aprovecharás tu estancia a Barcelona al máximo en vez de perder el tiempo en largar, sobre todo en período estival. Además, muchos sitios turísticos solo permiten un cierto número de visitantes por hora (o día), y las entradas se agotan rapidísimo, por lo que vale la pena comprarlo todo con antelación. De este modo, estarás seguro de que podrás ver todo lo que te habías planteado, sin limitarte a sacar fotos desde el exterior y sentir la decepción de las oportunidades perdidas.
Visita los países vecinos: Francia y Andorra
Para ampliar horizontes y vivir una experiencia aún más internacional durante tu viaje, te invitamos a descubrir dos países próximos a Barcelona: Francia y Andorra. Por ejemplo, te animamos a recorrer las ciudades francesas de Perpiñán, Narbona, Colliure, en la que descansan los restos de Antonio Machado, o Ax-les-Thermes, a la que la UNESCO otorgó el título de Patrimonio de la Humanidad. Esta pequeña localidad de montaña es un popular destino veraniego de senderismo y excursionismo, también conocida por sus balnearios. Durante el invierno, se convierte en una estación de esquí.
Justo al lado, está ubicada Andorra, famosa por sus tiendas prácticamente libres de impuestos. A los apasionados del patrimonio histórico, monumental y cultural, les recomendamos explorar el casco antiguo de su ciudad capital, Andorra la Vella. Allí se pueden contemplar iglesias románicas y antiguas casas de piedra, u olvidar los problemas con un relajante baño en la Caldea, un enorme complejo con piscinas, aguas termales, saunas, salas de masaje y mucho más.
Y no olvides, que vayas donde vayas, siempre te acompañarán las majestuosas vistas de los Pirineos.
Medios de transporte en Barcelona
La manera más fácil de llegar a la capital catalana es por vía aérea. El aeropuerto de Barcelona, El Prat, cuenta con cajeros automáticos, oficinas de cambio, consignas de equipaje y seguridad y numerosos restaurantes y boutiques para pasar los tiempos de espera, ya que sus dos terminales (T1 y T2) dan servicio a más de 44 millones de pasajeros al año (según los datos del 2016). También se puede coger un vuelo a otros aeropuertos ubicados por la zona, como el aeropuerto de Reus o de Girona.
Para llegar a la ciudad (y volver al aeropuerto), una de las mejores opciones es tomar un bus. Las paradas están ubicadas a la salida de los edificios del aeropuerto. Las compañías de transporte suelen asegurarse de que sus horarios coincidan con los vuelos desde y hacia el aeropuerto. Además de los buses, también se puede coger trenes o el metro, que te llevarán hasta el centro de Barcelona. Otra manera todavía más confortable (aunque más cara) es optar por un taxi. Para asegurarte de que habrá un vehículo esperándote, es mejor reservar los servicios de transfer de antemano. Si lo deseas, en Lugaris podemos ocuparnos de todo, como es habitual en los mejores hoteles de todo el mundo.
Si tienes en mente visitar Barcelona utilizar el transporte público , puedes comprar una tarjeta T-10, con 10 viajes incluidos, que cuesta 9,95 euros, o sacar billetes individuales de metro, tren (zona 1), bus o tranvía, que salen a 2,15 euros. Una alternativa económica es alquilar una bicicleta, ya que las tarifas de alquiler de este transporte divertido y saludable suelen estar por debajo de 10 euros al día. Para más información sobre este tema, puedes consultar nuestro artículo sobre cómo funciona el metro en Barcelona.
El clima en Barcelona
Durante el verano, las temperaturas máximas rondan los 30 °C, aunque el resto del año son más agradables. Para protegerte de olas de calor que pueden producirse de junio a septiembre, nada mejor que escaparte en las numerosas playas de la costa mediterránea.
En invierno, rara vez las temperaturas están por debajo de los 10 °C. Por eso, cualquiera puede disfrutar casi siempre de la ciudad y su patrimonio histórico, monumental y artístico, contemplar el sol y el mar o tomar algo en las terrazas de Barcelona, abiertas casi todo el año.